Ronda, ciudad medieval.
Esta localidad malagueña divide su casco urbano a ambos lados del “Tajo del Ronda”, un desfiladero de más de 150 metros de profundidad. Su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural. Celtas, fenicios, romanos y árabes habitaron estas tierras, que fueron reconquistadas por los Reyes Católicos.
El casco antiguo, de reminiscencias árabes y trazado medieval se dispersa al sur del río Guadalevín, mientras que la Ronda más moderna, la que surgió a partir del siglo XVI, se despliega al norte de este cauce. Diversos puentes unen estas dos mitades de una de las localidades más interesantes de la ruta de los Pueblos Blancos, en plena Serranía de Ronda, a pocos kilómetros de la Costa del Sol.
Ronda se erige en una atalaya natural defendida, en su parte más accesible, por una alcazaba. Aún se conservan sus murallas y las puertas más importantes que daban entrada a la ciudad. La Puerta del Almocábar (s. XIII) era al acceso al casco urbano por su extremo sur, del siglo XVI data la de Carlos I, mientras que la Puerta de la Exijara conducía a la judería.
La antigua alcazaba
En este entorno amurallado sobresale la construcción gótica-renacentista de la Iglesia del Espíritu Santo, mandada levantar por Fernando el Católico para conmemorar la reconquista de Ronda. Otra importante obra religiosa es Santa María la Mayor, donde se dan cita elementos árabes y cristianos. Otra herencia musulmana son los baños árabes, a orillas del río. Datan del siglo XIII y se encuentran muy bien conservados. La arquitectura civil rondeña se nos muestra en casas solariegas y palacetes aristócratas. Los palacios de Mondragón y del Marqués de Salvatierra, y la Casa del Moro son algunos de los bellos ejemplos que se pueden admirar. El primero de los palacios ha sido durante siglos residencia de los reyes musulmanes y cristianos, y hoy en día acoge el Museo Arqueológico de la ciudad. En el antiguo hogar del Marqués de Salvatierra destaca un balcón de hierro forjado al puro estilo rondeño. Por su parte, la Casa del Rey Moro ostenta decoración gótica-mudéjar y unos jardines colgantes, declarados Jardín Artístico. El Museo del Bandolero, el de la Caza y el Museo Lara son otros alicientes dignos de considerar a este lado del Tajo de Ronda.
El puente Árabe, el Viejo y el Nuevo
Tres puentes atraviesan un barranco de más de 100 metros de profundidad y conducen al otro extremo de la ciudad. El puente árabe fue construido en el siglo XIV y por aquí se entraba al Arrabal Viejo. El llamado puente viejo consta de un único arco de unos 10 metros de diámetro. Pero el más representativo de todos ellos es el Puente Nuevo, una colosal obra de ingeniería que une los barrios del Mercadillo y la Ciudad. Data del siglo XVIII y sus cimientos se asientan en la base del barranco, alcanzando en algunos puntos 98 metros de altura y 70 de longitud. La antigua Casa Consistorial, hoy Parador de Turismo, domina el cortado y es un excepcional lugar para descansar y disfrutar de las vistas. El Paseo de Blas Infante y el Mirador de los Reyes Católicos, cerca de la plaza de toros (considerada la más antigua de España), son buenos lugares para observar el paisaje que nos depara el río Guadalevín.